miércoles, 3 de octubre de 2012

Caen las hojas del cuché


La crisis es lo que tiene. Uno mira al de al lado; por ejemplo, al vecino. ¿Será por eso que María José Campanario, atraída por la dentadura de los portugueses que muestran en las manifas de los telediarios, se ha ido para allá? Hacía tiempo que no sabíamos de sus inquietudes profesionales. Se libró del talego, pero la condena sin cárcel no le ha hecho desistir de su obsesivo interés por la odontología. Se matriculó una vez, la echaron por el estigma de la condena; lo volvió a intentar previo pago en otra universidad; esta vez su marido le enseñó el punto de cruz del recibidor, Home sweet home o a la pata quebrá… y vuelta a casa. Un sinvivir. Pues Marijose, erre que erre, esta vez pone rumbo a Oporto, se apunta a clases intensivas de portugués y a soñar, que si uno quiere poner brakets en los piños con título y orla no vamos a ser nosotros quienes le fastidiemos el afán. Pero sin trapicheos, ¿eh?

Si no se me da bien la ortodoncia, me pongo más silicona.

Permítanme que no me lea la entrevista a Mónica Hoyos, o era Marta o Carla… Una ex azafata de El precio justo que se emparejó y tuvo una hija con Carlos Lozano -o era Tizano?-, otro presentador caído en el olvido o en alguna cadena de algún pueblo de la geografía española, esa que se nos deshilacha desde Cataluña, o en una OT de Perú. La una, reconvertida a diseñadora de bolsos, se apunta a la venganza a lo Tarrés ocho años después en la portada, sí, portada de la revista Love: “Para algunos el amor es estar contigo y cinco más”. ¿El ‘alguno’ se sentirá aludido? No les engañaba… ¡qué paupérrimo el cuché!

Qué tiempos, parecíamos de Falcon Crest...


El Hola apuesta por los clásicos y la alta alcurnia. La duquesa de Alba y su amado Alfonso, cómo no, tras un año de casados, tenían que celebrarlo en el semanario. La edición se ha enturbiado con el rumor de que Cayetana anda pachucha, pero no alarmarse, que diría la Flores, esta grande de España sigue agarrándose a la vida con tanta gana como se engancha al brazo de su hombre. Con lo que le costó pillarlo...

Kilo Rivera pega un susto en Twitter, como hiciera el pizpireto Dragó, y creemos que ya ha dado a luz la Jessi, tal vez en la cocina entre pucheros, pero no. Su original y pública manera de dar apoyo a Isabel Pantoja, otra en el banquillo igual que la Campa, es publicar en la red social una foto del parto de mamá de sí mismo, pero sin que salgan los bajos. 


Este chico tiene menos pudor que la tal Emma Riverola, con la que me atraganto cada sábado mientras desayuno delante del Yo Dona. No se puede ser más cursi y petulante en 150 palabras, querida, todas retorcidas entre lacitos rosas de impostada literatura y rociadas de ambientador barato. De verdad, tengo que escribir una novela ya. Si Riverola, María Zabay y Leticia Sabater pueden, yo también.

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