Cuánto servicio público

No se preocupen si llueve este fin de semana. Tenemos un entretenimiento seguro, o esos creen algunos. Jorge Javier Vázquez ha publicado parte de su autobiografía, infancia y juventud, traumas de la homosexualidad y demás, y da una entrevista en un dominical para destaparse como una escultura en una villa romana. Qué desconcierto. No me interesa nada lo que pueda contar un ser que se saca un sueldo millonario y unas horas de plató hurgando en vidas ajenas, poniendo el dedo en la llaga y metiendo el dedo en el ojo con la uña larga. Pero es que esto es lo que hay, y a ver cuántos se beben sus declaraciones. Es una estrella mediática que, para nuestra penuria, no acaba de apagarse, y eso que en este país hasta este tipo de petardos se gastan tarde o temprano.Y cuando ocurra, se dedicará de lleno a los libros, como Bono, a 20.000 eurillos la página.

Ahora dice que Belén Esteban está estupenda, deseosa de reincorporarse con gelatina fresca en los pechos y una nariz enderezada. Su psiquiatra, su marido de quita y pon o su Andreíta, la del pollo, deberían advertirla de que el guión que le tienen preparado apesta a más de lo mismo: fuego cruzado de gritos, lloros, insultos. No dan pa más. Eso sí, como alguien diga "coño", qué rapido sacan el horario infantil. Yo tengo más de 18 y pido que alguien me proteja también.

Pero esta semana la que ha montado un buen revuelo con sus reflexiones al calor del sillón ha sido Mariló Montero. La presentadora me ha vuelto ha demostrar que, aunque maja, es tan elemental como una cuchara de palo y no se le ha ocurrido otra cosa que meterse en un lío con los trasplantes. Los órganos del asesino de El Salobral estaban destinados a tal fin, pero no han aguantado lo suficiente para ser utilizados, así que Mariló ha comunicado al mundo que suspira aliviada porque le había dado por pensar que tal vez el alma maligna de este criminal pudiera acabar en el cuerpo de un inocente, enfermo, pero inocente. 

No seré yo quien le diga a Mariló que se pasee con los peep-toes por algún hospital o que ojee una lista de espera con todos aquellos que aguardan angustiados un riñón o un corazón que les devuelva, literalmente, la vida. Tampoco que hable con alguien que ya ha recibido un trasplante o con un familiar que observa cómo lo que más quiere en el mundo se va desdibujando sin remisión. Ya tiene ella solita a media sociedad médica en pie de guerra. Pero sí le diré que dé gracias por su buena salud cada mañana cuando se levante.

Además, ¿quién dijo que el asesino de El Salobral está muerto? Asistiendo al culebrón diario de las televisiones, que no dejan habitante del pueblo sin interrogar, su recuerdo sigue más vivo que nunca. Las unidades móviles ya han montado un cuartel general en el pueblo porque cada jornada surge una nueva entrevista de interés: el abuelo de una de las víctimas, la madre de su prima, el cartero que dejó la última carta en el buzón donde encontraron un casquillo… Todo nos vale.

Y pretenden hacernos creer, pandilla de buitres, que indagan en el suceso para denunciar cómo las menores no están bien protegidas por la ley. ¿Y sacar el vídeo del cumpleaños de Ruth y José, con velitas y cánticos, también es una exclusiva informativa o solo ganas de explotar una desgracia? Otro servicio público, como el de JJ Vázquez, el de distraer marujas y marujos en estos tiempos de crisis. Gracias, guapo. Además del Ondas, que le den el Premio Nobel de la Paz, que después de lo de la UE, ya no nos extrañamos de nada.