martes, 30 de octubre de 2012

Sonríe y disimula


¿Qué les parece? No hace mucho el señorito anunciaba que estaba triste y todos los madridistas contuvieron el aliento y cruzaron los dedos. Brotaron los rumores como setas en tierra húmeda y no había tertuliano de radio, bar u oficina que no opinara de las penas de Cristiano Ronaldo y ese chantaje tan burdo contra lo único que mantiene en estos tiempos la pasión viva: el fútbol. Unos le enseñaban la puerta, otros rezaban a los santos y unos pocos sacaban la hucha… por si hubiera que contribuir con el club de Florentino para pegarle la camiseta a la piel. La tormenta escampó, alguien le pasó la mano por el lomo o la chequera por los ojos y el portugués siguió siendo el chulo de antaño, pero cerró el pico. Ahora nos sale con que busca un asesor. Está preocupado por su imagen. Algunos reirán, yo le prepararía una colleja a la salida del entrenamiento. Si alguien quiere hacerle un favor, que sea sincero: cambiar la percepción de él es tan difícil como que Irina se ponga cuello vuelto. 

Estos Premios de Asturias han sido los menos seguidos de la Historia. Y eso que iba Carbonero otra vez, una razón de más para que Letizia se pusiera las alcalinas con el estilismo. Ya lo vieron, si lo vieron. Ondas Rita Hayworth y un look hollywoodiense. Pero no estoy de acuerdo con Carmen Rigalt; la princesa no se avinagra en cuanto pasa de Pajares. Ella es así. No domina el arte de la sonrisa, porque no sonríe de verdad. Es incapaz. Ni en la boda de Luxemburgo, ni en la inauguración de ARCO, ni ante el objetivo de la estupenda García Rodero.

Se me ocurre que a lo mejor la belleza es sonreír con ganas. Que aprenda de Máxima, que encima come.

Hoy es un día en que descubrir que las emblemáticas aceras de Nueva York pueden estar invadidas por trincheras de sacos de arena y la ciudad entera, zarandeada por un huracán y a oscuras. Como cantaba Travolta: Sandy, can you see, I’m in misery. También es un día para que todas saquen esas espantosas botas de agua, indicadas para barrizales con gorrinos, aunque solo estén prescritas para las jornadas de sol. Por llevar la contraria y porque la moda es así de cruel.


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, no sabe sonreír lo cual no deja de darme mucha pena, con lo bonito que es sonreír....y comer!

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